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A principios de año, la banca daba un gran paso para abrir el grifo del crédito: volvía a promocionar hipotecas más baratas tras una larga temporada de constante encarecimiento de los préstamos. Fue Banco Santander el que revolucionó al sector, situando el diferencial sobre el euríbor por debajo de la barrera del 2%. Enseguida otras entidades imitaron la rebaja, y así renacía la batalla por captar nuevos hipotecados, que arrecia poco a poco con nuevos tijeretazos a los intereses.

Un giro clave para reactivar un mercado hipotecario en mínimos históricos y animar la venta de viviendas. De hecho, la firma de hipotecas y las compraventas han repuntado en el arranque de 2014, según varias estadísticas, al tiempo que el tipo de interés medio al que se concedieron los préstamos bajó del 4% por primera vez en tres años, según el INE. Unos datos que constatan la mayor predisposición de la banca a dar financiación y con mejores condiciones, no solo para la compra de la casas de su propiedad, una vez saneados sus balances.

“La rebaja de las hipotecas es un reflejo de la necesidad de la banca de volver a crecer en la cuenta de resultados, y los bancos no pueden crecer si no dan crédito”, asegura el socio director de Capitalia Familiar EAFI, Félix González, quien apunta, no obstante, que la concesión de crédito todavía es “selectiva y condicionada a una sólida solvencia”.

Y es que aún no vale cualquier cliente. Pese a haber suavizado las condiciones, las entidades buscan los bolsillos más solventes. Prueba de ello son los elevados niveles de ingresos que se exigen en nómina, en torno a los 2.000 y 3.000 euros, y la alta vinculación, con todo tipo de recibos domiciliados, gastos con tarjetas y contratación de seguros.

Fernando Rodríguez de Acuña Martínez, director de proyectos de Acuña & Asociados, sostiene que “poco a poco está fluyendo el crédito y es una de las razones por las que ha mejorado la demanda”, además de por la estabilización de la economía. Con todo, piensa que el crédito tiene que llegar a la demanda potencial y “tienen que seguir mejorando los diferenciales aplicados”.

Tras una agonía de siete años, el mercado inmobiliario da señales de vida. Algunos expertos se muestran muy cautos y otros más optimistas, pero todos coinciden en que se ha iniciado un cambio de tendencia. Lo peor de la crisis habría pasado y ya se habla de estabilización y de un proceso de recuperación de la vivienda que, en todo caso, será lento y desigual según la zona.

“El mercado cambió de signo entre el tercer y el cuarto trimestre del año pasado, cuando hubo un cambio de expectativas sobre la economía española y los fondos de inversión extranjeros volvieron a interesarse por España, algo que se ha traducido en cifras en los primeros meses de 2014”, señala José García Montalvo, catedrático de economía de la Universitat Pompeu Fabra, que alude a las estadísticas del Consejo General del Notariado, las más eufóricas hasta el momento.

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