Al escuchar el término envases soplados algunos pensarían en las técnicas clásicas de elaboración de recipientes de vidrio, mientras que otros podrían concentrarse en el sentido y acción literal que implica. Porque hablando específicamente de la industria del plástico, esta es la manera común de fabricación de las botellas.
El procedimiento de soplar contenedores poliméricos, del cual existen tres variedades, conocidas como inyección, extrusión y coextrusion, actúa del mismo modo que el llenado de un globo. Es decir, que estando vacío es pequeño, grueso y opaco, y luego, al ser inflado, se vuelve enorme, parcialmente transparente y muy fino.
¿Cómo se fabrican los contenedores de plástico?
En el caso de la inyección, se funde el material y después se le da la forma en una matriz. En la extrusión, la materia prima fría se coloca en un dispositivo que la calienta y moldea; siendo útil para elaborar recipientes de geometría simple.
Por último, la coextrusión es igual al anterior, pero permite trabajar varias capas obteniendo envases complicados. En los tres mecanismos se finaliza soplando aire a presión, para expandir al tamaño y la configuración deseada.
Si el contenedor está destinado a portar comestibles, recibirá una esterilización adicional. Y gracias a los avances tecnológicos de la producción en serie, completar de principio a fin este proceso es cuestión de apenas unos segundos.
Ventajas que aportan los polímeros
Los procesos masivos de manufactura son sencillos y aunque solo se pueden realizar con máquinas, presentan muchas ventajas con respecto a otras sustancias. Al menos, cuando la meta es hacer la máxima cantidad de botellas en el menor tiempo posible y con un riesgo mínimo.
A diferencia de la madera, los polímeros no requieren un arduo trabajo de corte y tallado; el producto final es más ligero y resistente a los golpes que el vidrio; y al no necesitar altas temperaturas para fundirse facilita que su enfriamiento ocurra a mayor velocidad que con los metales.
El soplado, en conjunto, es la técnica ideal para las piezas pequeñas y de constante demanda. Las de mayores dimensiones se preparan con el moldeo rotacional, que adhiere el plástico a las paredes del molde por acción de la fuerza centrífuga.